lunes, 16 de febrero de 2015

Capítulo 11. EL golpe en Chile.

       Finalmente  Chile estalló. Se produjo el tan anunciado y tan temido golpe de Estado. Fue el día 11 der septiembre de 1973 : un día de primavera  ( en el  hemisferio sur) tibio y soleado. Yo el día anterior había ido a dormir a mi casa, en el Barrio Alto. Desde hacía una semana me alojaba en el hotel Crillón, a tres cuadras de mi oficina esperando el golpe. Prácticamente me lo había advertido mi buen amigo Leonardo Cáceres, jefe de información de Radio Magallanes   me había dicho  que  el golpe se produciría  ese día.  Radio Magallanes, una emisora que pasaba por ser un medio que obedecía al Partido Comunista, habitualmente  sus informaciones  eran muy bien fundadas y yo la tenía por una fuente  informativa  muy fiable.
     Me levanté muy temprano  y  en el auto, a buena velocidad, me dirigí  a mi oficina  escuchando la radio del coche. A la altura del Parque Forestal la radio  suspendió su programación.  Enseguida   emitió un comunicado de las fuerzas armadas y marchas militares:

 SE HABIA PRODUCIDO EL GOLPE!!!    Firmaban  el comunicado  el Comandante en Jefe del Ejército, General  Augusto Pinochet;  de la Armada  Almirante  José Toribio Merino;  el de la Fuerza Aérea, General Gustavo Leigh y el Jefe Nacional de Carabineros,  general  César Mendoza. Ya en mi oficina, alrededor  de las doce horas  sonó el último  mensaje  de las Fuerzas Armadas:  se había dado un tiempo que finalizaba a las  12 horas a  Salvador Allende para que saliese  del país.   A la hora indicada se sintió el ruido de una escuadrilla de aviones que se dirigían a la Moneda. Inmediatamente  disparos y la explosión de cohetes sobre el palacio Presidencial.
     Sobre  la pena y el dolor que sentí al conocer el suicidio de Allende,  se sobrepuso el respeto  por el valor, la dignidad, y la responsabilidad del Presidente, que rechazó  las reiteradas ofertas  de los golpistas  de  enviarlo fuera del país y prefirió  suicidarse  con una metralleta que le había regalado  el comandante Fidel Castro, su amigo y compañero de ideología.
      El lo había dicho en numerosas ocasiones y en discursos, como una premonición: “me sacarán de La Moneda con los pies por delante en  una caja de pino, como hicieron con el presidente Aguirre Cerda”.
      Aceleré y  enseguida  llegué a la oficina. Ya todas las  emisoras de Santiago retransmitían en cadena nacional los  bandos y música  militar. El primer bando repetía que ante la situación  caótica que vivía  el país “las Fuerzas Armadas se habían visto obligadas  a tomar el poder, etc, etc”.
       A partir de aquel momento el Chile que yo conocía se volvió del revés. En Chile tampoco era posible la instalación de un gobierno marxista por la vía pacífica, democrática.  Chile tampoco era diferente.           
        A partir de entonces  se sumió en una auténtica guerra civil que a muchos  les recordaba la Guerra Civil Española. Por aquellos días todos los españoles éramos consultados sobre nuestro conflicto. Y la verdad es que las semejanzas eran muchas, con la única y gran diferencia de que las  fuerzas armadas, en el caso de Chile, permanecieron en un solo bando.-

                                                                                                                               (Seguirá).